Aunque parezca imposible, millones de gatos y perros han aprendido a amarse (o al menos a respetarse) unos a otros. Por lo que no debes sentir miedo si quieres incluir a un gato en la familia y ya tienes un perro o viceversa, no es imposible hacer que un gato acepte a un perro, solo debes seguir los consejos que te traemos en este post.
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Bajo ninguna circunstancia debes «dejar que ellos resuelvan las cosas por sí mismos»
Ese método es demasiado estresante, incluso en las mejores circunstancias. Es importante tener en cuenta que los resultados pueden ser peligrosos, especialmente para el gato. Algunos perros ven a los gatos como una presa, e incluso aquellos que generalmente son tranquilos pueden reaccionar instintivamente a un felino que huye.
La presentación de la nueva mascota a la que ya se encontraba en casa debe ser supervisada y manejada con planificación, cuidado y paciencia. Si tienes un gato y vas a traer un perro, trata de encontrar un animal que esté familiarizado con los gatos. Los refugios o grupos de rescate que buscan dar en adopción cachorros y perros a menudo saben si uno de ellos ha vivido con éxito con un gato.
Cuando un perro llega a casa de un gato, comienza a trabajar en la obediencia de tu cachorro antes de presentarle al nuevo animal. Tu perro debe estar cómodo con una correa y entrenado para atender tus peticiones de que permanezca en una posición «sentado» o «abajo» mientras esté con la correa.
Encierra a tu gato hasta que se sienta cómodo
Para la comodidad del gato, lo mejor es que tu perro esté confinado a un área pequeña durante las primeras etapas de reconocimiento. Un segundo baño o habitación de invitados le ofrecerá al gato un espacio seguro mientras se aclimata a los sonidos y olores del perro. Asegúrate de que la habitación tenga todo lo que necesita (incluidos los recipientes para comida yagua y una caja de arena) y que tenga visitas frecuentes con miembros humanos de la familia.
Después de que el gato haya estado “encerrado” durante unos días, puedes comenzar con los reconocimientos cara a cara. Colócale la correa a tu perro y abre la puerta de la habitación. Permite que los animales se vean, pero no permitas que el perro persiga al gato, aún cuando solo quiera jugar.
Usa «sentarse» y «quedarse» o «quedarse abajo» para mantener al perro en su lugar mientras el gato se acostumbra a su presencia. No obligues al gato a interactuar con el perro; Si el gato desea verlo desde los rincones más oscuros de la habitación, que así sea. Recompensa a ambos animales con golosinas y elogios por su comportamiento.
Mantén la correa hasta que ambos se sientan cómodos
Haz que tu perro siga usando la correa por un par de semanas mientras esté frente al gato, para que ambos se sientan cómodos. Siempre debes asegurarte de que el gato tenga una forma de escapar del perro; las puertas para cachorros son especialmente efectivas.
Aprecia el tiempo que los animales pasen juntos y continúa haciendo los momentos gratificantes con más golosinas y elogios.
¿Cuándo puedes quitarle la correa y dejar que los dos comiencen sus vidas juntos?
Cuando el perro no esté interesado en molestar al gato y el gato se sienta lo suficientemente seguro como para salir de la esquina.
El tiempo necesario para llegar a este paso dependerá de los animales involucrados, y deberás trabajar a su ritmo.
No es raro ni difícil juntar un perro y un gato, ni hacer que los perros y los gatos se conviertan en amigos y disfruten de la compañía mutua. Tómate el tiempo para dirigir las presentaciones correctamente, y podrías estar estableciendo una amistad que durará por el resto de la vida de tus mascotas.